
Juan Sebastián Verón tiene 45 años y lleva 27 relacionado con el fútbol. Jugó tres mundiales con la Selección Argentina y se puso la camiseta de clubes que cualquiera elegiría casi sin mirar en el FIFA: Boca, Sampdoria, Parma, Lazio, Manchester United, Chelsea, Inter. Los últimos seis años con el fútbol lo tienen como presidente de Estudiantes de la Plata, un club que construyó un estadio de concepto digital, lanzó su propia OTT y un área de conocimiento que lo vincula con compañías como Google, AWS y Microsoft. A pesar de todo eso, no logra que por los pasillos del club donde se formó le digan “presidente” cuando lo ven. Tampoco lo busca: admite que tiene una visión romántica del cargo. Tal vez por eso no tuvo problemas en convencer “socio a socio” la idea de la modernización que Estudiantes de la Plata motorizó desde 2014 en el fútbol argentino.
-En tu gestión de seis años como presidente de Estudiantes de la Plata noto una secuencia: el nuevo estadio, el plataforma OTT Estudiantes Play y un vertical dedicado a la enseñanza y la tecnología llamado Estudiantes Innova ¿Cómo llega el club a establecer ese secuencia?
-El club fue haciendo avances desde la gestión, el ordenamiento digital, la conexión con el socio. Un trabajo de base y lo que hizo el estadio es hacer visible todo ese proceso. En cierto punto nos fuimos poniendo en sintonía con toda una manera de conectarnos, que ahora se hace más evidente cuando todos nos vemos obligados a estar en casa y esta entrevista por ejemplo, la hubiéramos hecho en persona. Todo esto me parece que hizo que se viera y que se profundizara mucho más el sentido que nosotros le estábamos dando al club.
» Romper con el molde, romper con esto que de que la gente tiene que estar enjaulada y que no pueden tener contacto, que no pueden estar cerca del jugador. Eso ya fue un avance enorme (…) A vos no te va a hacer más hincha o menos hincha teniendo un juego de luces en una presentación. O que te pongan música en un entretiempo»
-¿Cuál era el concepto que manejaban cuando deciden avanzar con la idea de hacer un estadio, tal como deberían ser los estadios en la actualidad?,
-Lo primero que se me planteó fueron las barreras. Romper con el molde, romper con esto que de que la gente tiene que estar enjaulada y que no pueden tener contacto, que no pueden estar cerca. Y ya eso era un avance enorme, y a partir de ahí, todo lo que vino fue mucho más fácil. Tuve la suerte de jugar afuera y vi un poco la transformación de los estadios. No tanto en Italia, si bien ahora sí el Juventus Stadium es un estadio de primera línea y de a poco se van modernizando. Pero a mí me tocó jugar en Inglaterra donde vos pagás un box o una mesa y ves el partido comiendo, por ejemplo. Entonces, yo les contaba “Bueno, esto lo tenemos que hacer acá” Y me decían: “No, pero es una locura”. No es una locura, es algo que se puede hacer y que, en definitiva, estás terminando de comprometer al espectador y al socio a que es algo de él y que va a poder tener una vivencia distinta si querés. como si también querés ir a la popular, digo, lo podés vivir a tu manera, y creo que cada uno tiene que tener esa chance y esa responsabilidad de vivir el espectáculo como quiere con respeto. Por eso yo digo de las barreras. En la medida que fuimos avanzando se fue formando lo que queremos que sean las cosas en el futuro.
-El fútbol en la Argentina es antes que nada un hecho cultural muy fuerte. Y para muchos la idea de cambia, de mover las cosas, significa dejar en el camino esa herencia cultural ¿Hay que convencer a muchos para decir que hacer las cosas mejor no significa hacer cosas que vayan a contramano de la historia del fútbol argentino?
-Seguro. Creo que la vivencia misma hace que te termines convenciendo: no tener un alambre en el medio, no tener una barrera que te contenga, que te aproxime y que te ponga de cara al protagonista, es algo increíble. Tener el fútbol sin nada adelante es magnífico y verlo desde tan cerca y decir “lo puedo tocar”. Eso no le quita la esencia al fútbol. A vos no te va a hacer más hincha o menos hincha teniendo un juego de luces en una presentación. O que te pongan música en un entretiempo. Entonces esas cosas, acá, sobre todo en Argentina creo que han ido retrasando ese avance. De la tecnología, de los estadios que, obviamente yo creo que va a llevar mucho tiempo. Fue un trabajo interno muy importante convencer a la gente sobre esto también. Tiene su tiempo y es un trabajo “cuerpo a cuerpo” donde tenés que estar, hablar con el socio, con los simpatizantes, tenés que hablar con el que va al medio de la tribuna, y que entiendan realmente la necesidad que tenía el club de avanzar y la necesidad que tiene el club desde su responsabilidad. Y ellos en esto de ser dueños de su patrimonio, que es la institución, que también tengan esa cosa de decir “bueno, llegamos hasta acá”.
«Tuve siempre una relación muy cercana con Moratti, una persona con una sensibilidad social increíble (…) Yo no le tengo miedo a lo privado mientras tenga conciencia social y sensibilidad de club»
-¿Quiénes fueron tus referencias de diálogo fuera de la Argentina cuándo llegaste a la presidencia de Estudiantes?
-Tuve y tengo mi relación con varios ex compañeros que hoy están en la dirigencia. Y también tratando de nutrirme, no solo del fútbol sino también de otros deportes, que me parece importante. Tuve siempre una relación muy cercana, y la tengo todavía cada vez que voy con Moratti (Massimo, máximo accionista del Inter de Milán hasta 2013 y hoy presidente honorario) que para mí, desde su parte privada, es una persona que tiene una conciencia social y sobre todo una sensibilidad increíble. Me parece que eso en definitiva es importante. Yo no le tengo miedo a lo privado, mientras que tengan conciencia social y tengan esa sensibilidad de club. Y me parece que en las dos cosas son importantes y conviven, porque vos de un lado tenés el orden, tenés la administración privada que, obviamente nosotros lo tenemos en el club, y que también del otro lado tienen que haber una conciencia social. Porque el club es social y tiene esa cercanía con su ciudad. Y me parece que Moratti, que viene en una relación de club, ha transformado el club y obviamente hoy se ve proyectado en el futuro, pero, sin ningún tipo de dudas fue alguien con el que estoy muy bien.
-¿Cómo ves a ex futbolistas de tu época que ahora se dedican a la gestión de clubes? Ronaldo Nazario como dueño de Real Valladolid. David Beckham al frente del Inter de Miami. No son tantos los ex futbolistas que deciden asumir estas responsabilidades..
-..Yo creo que en algún punto tiene que haber una inquietud para estar en una gestión También puedo nombrarte a (Pavel) Nedved hoy vicepresidente de la Juventus. Alemania está un poco más avanzado en eso, en su momento con Rummenigge, antes con Beckenbauer. La sensibilidad en este caso del futbolista, si bien nada es trasladable, te puede dar cierta experiencia en armado de grupos de trabajo, en algún punto puede ser importante, y en el otro yo creo que también está en la capacidad y en las ganas que tenga uno de arrimarse a la dirigencia. En sí, obviamente, yo trato de consultar, me gusta, soy bastante inquieto en ese sentido, como te decía, me nutro de otros deportes, en el caso del rugby, en el caso del básquet, con, obviamente, con cuestiones posiblemente distintas, pero en la gestión puede ser que te una. Y el fútbol en sí, de a poco, se va viendo esta cuestión de dirigentes que son futbolistas y que es un poco más raro, pero bueno, creo que también es darle tu impronta, y también va a la realidad del lugar. No es lo mismo Estados Unidos, no es lo mismo España, no es lo mismo Argentina.
-Hablaste de acercamientos con otros deportes para entender la gestión, ¿qué encontraste afuera del futbol en ese sentido?
-En el caso de Pepe Sánchez (básquet) y de Agustín Pichot (rugby), la cercanía, el ayudar a desarrollar un proyecto serio, con objetivos, con una visión. Con una misión que el club, por ejemplo, no tenía. Y eso, en cierta manera, me ordenó. Hizo ordenar mis prioridades y ordenarlo de una manera profesional. Si querés es un camino que me parece tanto el rugby como la UAR y mismo el básquet hoy lo tienen en cabeza de dos ex deportistas que me ayudaron un poco a visibilizar esa cuestión, y la realidad es que fueron, y son de una ayuda permanente y enorme porque en definitiva tienen una gran visión. Son tipos que se adelantan un paso siempre y eso me parece que, en la gestión, es importante.
La cercanía con Pepe Sánchez y Agustín Pichot me ayudó a desarrollar un proyecto serio. Son personas con visión, profesionales…Tipos que se adelantan un paso siempre
-Otro de los proyectos fue Estudiantes Play, lanzado en octubre de 2019 ¿Qué buscaron con eso? ¿Cómo resultó la experiencia hasta ahora?
-Primero la búsqueda sobre todo de que el contenido propio que teníamos y de que era mucho, de poder, por un lado, ofrecérselo al socio y a aquel que se inscribía y también, de monetizarlo porque también es un negocio. Yo lo viví en Manchester y lo viví en el Inter con Manchester TV e Inter TV. Es acercarle al socio un contenido y sobre todo cuestiones que pasan dentro del club y que muchas veces se pasan por alto y que terminan haciéndose visible en el Instagram del club o en cortos chiquitos por otros lugares. La idea era nuclear y concentrar esa información que aparte te sirve de backup, para el día de mañana ya tenerlo: Y sobre todo crear una historia. Porque en definitiva es, a ver, si vos vas viendo la relación de cada cosa que se va haciendo es en el desarrollo deportivo, institucional, y sobre todo desde lo social también. Cuando nos hicieron la propuesta aceptamos inmediatamente porque era un salto también de calidad para el club.

-Hablas de contenidos, de contar una historia y de contactar todo el tiempo al socio. ¿Sentís que Estudiantes está rodeando al fanático en todos los aspectos posibles cómo lo hacen los llamados clubes modernos?
-Sí. Yo creo que de a poco se va haciendo. Posiblemente falte algo más en esa oferta que tiene el club. Porque el club es mucho. Obviamente hacemos foco en el fútbol, pero el club tiene 25 disciplinas. Es un universo enorme, en el cual todos tienen su espacio y encajan de manera particular y el fútbol es lo que lo hace visible en esto. Y creo que el poder llegar desde ahí, desde esto de la oferta al deportista, al socio, al simpatizante, aquel que no vive el día a día en el club, y que vive lejos lo pueda vivir es algo que, a mi particularmente, me interesa. Porque vuelvo a repetir yo lo viví. Lo viví como protagonista, trataba de informarme sobre cómo era esto de venir de afuera, de vivir un fin de semana, de que puedas ver un entrenamiento, de que te acerques al protagonista. Yo creo que todavía se puede desarrollar. Porque vemos afuera mucho de intimidad y acá todavía estamos un poco reticentes en esto de esconder y de ser herméticos . Nos falta todavía ablandarnos para darles toda esa calidad: lo que quiere ver hincha es la intimidad del jugador, quiere ver la charla con el técnico y a eso todavía nos falta.
-El fútbol cambió y la manera de consumirlo también. Las nuevas generaciones demandan contenidos de intimidad más qué del juego. ¿Por qué crees que se dio ese cambio?
-Es lo principal. Yo te puedo asegurar que si vos ponés una imagen de un entrenamiento, una imagen al costado de dos jugadores que están hablando con un técnico y que le está haciendo una charla simplemente. O de un viaje en auto con un protagonista o del vestuario, eso logra más visibilidad que una situación de juego.
-¿Y vos por qué crees que eso se volvió valioso para el fanático?
-Nosotros vamos atrás de lo que va pasando en el mundo y cuando llega acá quedó viejo y ya hay otras cosas que son nuevas. A mí me pasó en Manchester. Me estaba cambiando en una semifinal de copa de campeones y entran cinco personas al vestuario, que no eran ni el técnico ni el masajista. Semifinal de copa de campeones. No es cualquier partido. Entró con una persona del club, empezó a recorrer, a pedir autógrafos, fotos. El club vendió eso y la gente compra eso. Una acción que el club desde lo institucional requería y que vos como profesional debias dar tu tiempo. Y eso pasó en el 2001. Entonces, digo, acá viene todo muy tarde y lo que pasa es que el club te vende la experiencia, y te hace conocer la experiencia, y cada uno vive su experiencia. Está el que puede pagar eso, está aquel que puede pagar para ver un entrenamiento. Y estará aquel que pueda pagar su abono para ver un entrenamiento por una plataforma y ver ciertos contenidos. Digo, eso es, obviamente parte del negocio y los equipos lo van midiendo, lo van percibiendo y lo aprovechan.

-El fútbol también experimentó otras novedades. Apareció más tecnología. Se usan softwares de análisis de rendimiento. Incluso hasta hay nuevas profesiones en torno a esta irrupción tecnológica. ¿Cambió el fútbol como deporte?
-No el fútbol sigue siendo el mismo. Yo creo que la tecnología en cierto punto ayuda, Creo que en la preparación física ayuda, que cambió muchísimo, en esto de, si querés controlar las cargas de los jugadores. En lo que refiere a la parte del análisis del juego. Si bien se hacía hace muchos años, pero bueno, digo, se hace mucho más agudo porque hoy, en vez de estar con una cámara, tenés cinco, en el corte de jugadas, todo lo que se refiere a análisis. En la parte del juego también incluyo al VAR, que precisará un tiempo de adaptación. El fútbol es un juego con más imponderables que el tenis o el básquet como para que el VAR no traiga más problemas que soluciones. Pero con el tiempo se va a asentar la tecnología será de gran ayuda.
-¿El uso de los datos para analizar el juego, incluso para los hinchas, puede hacer mejor al fútbol todavía?
-Eso no sé. Posiblemente haya un análisis mucho más fino pero no sé si lo hace mejor. Tal vez haya equipos que utilicen esa herramienta para mejorar sus equipos, hay ejemplos y creo que leemos muchas historias de eso, pero yo no sé si lo llega a hacer mejor. Para mí el fútbol jugado va a ser el fútbol jugado y la tecnología en sí te puede ayudar en la parte analítica y en el arbitraje puntualmente. Después el fútbol para mi jugado es el fútbol jugado y podemos tener la mejor tecnología que va a ser igual, en definitiva. El talentoso es talentoso y aquel que acompaña, acompaña y aquel que no le da, no le da. Va a ser así.
-Si tuvieras que mirar ahora en un panorama general a lo que se llama la “Industria del fútbol” ¿Qué tipo de negocio es el fútbol actualmente? ¿Sigue siendo el mismo negocio que cuando a vos te tocaba jugar? Vemos el ingreso de muchos fondos de inversión en la Serie A. Muchas compras de clubes de Segunda B en España y Francia. ¿Qué está pasando?
-El fútbol más allá de lo pasional y de lo atractivo es obviamente un negocio y te acerca a grandes grupos. Especialmente en lo que son las relaciones. Pero eso pasó siempre. Posiblemente acá estemos bastante lejos, pero en esa lejanía hay una cercanía también. O sea, el presidente de un club es una de las personas más importantes de su ciudad, de su localidad, de su provincia, y eso, digo, el ser dueño o el ser presidente, ofrece un status importantísimo. Hablamos hasta de gente que fueron más importantes que el mismo ministro o presidente de Italia como Gianni Agnelli. Lo llamaban como representante y figura principal en cualquier negociación que tenía Italia con el exterior, era referente de la moda, el dueño de Ferrari. Pero lo que destacaba es que era el dueño de la Juventus. Entonces, hay una relación de poder también que creo que hace visible a tipos que eran desconocidos. El príncipe de Qatar no era conocido y hoy es dueño del PSG. Hay toda una cuestión detrás de eso que me parece que es más visible diferente al que se vincula al fútbol por querer ser jugador o incluso por ser espectador y disfrutar mirarlo.

-El fútbol suele manejarse con nombres fuertes. Pueden ser como propietarios en algunos casos o presidentes en los clubes como los nuestros. Sos el presidente del club donde creciste como jugador. ¿Qué se sentís al estar en un lugar donde te toca “mandar”?
-Yo tengo una relación bastante romántica con eso. Por ejemplo, hay poca gente que me llama “presidente” dentro del club. Y antes mi relación con el dirigente era así, tenía como jugador mi relación con el presidente. Yo trato de bajarlo bastante a tierra sabiendo de la importancia y en definitiva teniendo en cuenta que tomás decisiones que modifican algo. En esta cercanía con lo que significa haber jugado, todavía tengo una identificación fuerte con el futbolista que fuí.
La última novedad del club es Estudiantes Innova. Una estructura donde hay chicos que estudian programación y robótica ¿Ahí te cierra el círculo de para qué tiene que estar el club de fútbol en la Argentina?
-Yo creo que el fútbol, y vuelvo a las frases dichas, es un vehículo. Y para mí el fútbol es un vehículo enorme para la educación, para acercar a los jóvenes a este mundo tecnológico. Para que tengan herramientas no solo deportivas sino sociales, y para mi es fundamental el hecho de que los clubes puedan tener cada vez más este tipo de programas. Y que puedan traccionar desde el fútbol a los chicos a la educación. Si traés un chico con 12 años y lo largás a los 18, y muchas veces lo largás sin nada y el chico pasó una vida en el club tratando de jugar y no llega, me parece que es obligación de los clubes formar en la parte educativa. Para mí es un hecho importantísimo. Si te ponés a pensar la cantidad de clubes que hay en la Argentina con la cantidad de chicos que tenés dentro de ellos con ese mismo sueño, y que posiblemente no lleguen, podría ser una cantidad enorme de chicos con un estudio y una formación importante.
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