
Muchas veces solemos escuchar o leer frases como “el que sale campeón es el mejor equipo». O como dijo Sebastián Torrico, arquero del equipo, después de una victoria reciente 2 a 1 de San Lorenzo a River en el Monumental: “pegamos en los momentos justos del partido”. A veces el resultado de un partido, o de varios, nos lleva a crear la narrativa para contar la historia sin permitirnos imaginar al resultado solo como un condimento más de lo que fue el desarrollo y como se dieron las acciones.
Esto puede suceder en casos aislados y esporádicos, en partidos en particular pero también estos ejemplos pueden prolongarse en el tiempo y así encadenar rachas de resultados positivos por encima del nivel del equipo.
Muchos podrán estar en desacuerdo con esta teoría y está bien que así sea, el fútbol siempre da la bienvenida al debate. De todas formas y para detallar bien a lo que me estoy refiriendo voy a citar un caso emblemático para sustentar lo expuesto.
En la temporada 2015-2016 el Leicester City se consagró campeón de la Premier League contra todo pronóstico. Ni los medios, ni los fans, ni el mercado de apuestas puedo predecir semejante resultado; ni siquiera el propio dueño del equipo quien había incluído en el contrato de su entrenador Ranieri y casi sin pensarlo, un suculento premio por alzar el trofeo más importante en el Reino Unido.
Una de las frase más comunes que se podían escuchar con el correr de las fechas era que en algún momento el Leicester iba a caer y así ceder el liderato y por consiguiente el título a uno de sus perseguidores, Arsenal, Tottenham o Man City.
Eso nunca sucedió, el Leicester City se proclamó campeón un 2 de Mayo de 2016 para quedar en la historia como el cuento de hadas que nunca iba a suceder, cuando las probabilidades antes de que empiece la temporada eran de 1 en 5000. Este tipo de gestas heroicas solo pueden verse en el fútbol.
Pero, ¿fue el Leicester City el mejor equipo de la temporada?
Es imposible refutar el esfuerzo o desmerecer a un equipo que lo dió todo por el logro que consiguió, tampoco ese es el objetivo perseguido. También podríamos argumentar que es algo un tanto subjetivo definir si fue o no el mejor equipo de la temporada ya que el fútbol es un deporte de muchas miradas.
Ahora. ¿Qué pasa si tratamos de objetivizar un poco el rendimiento del equipo campeón y sus competidores?

En estas imágenes podemos observar las métricas de rendimiento de la Premier League en 3 temporadas consecutivas, 14-15, 15-16 (donde gana campeonato) y 16-17. Se puede ver que Leicester City mantuvo casi el mismo nivel durante esas 3 campañas.
En 3 temporadas el Leicester City fue un equipo que rindió lo suficiente como para finalizar en los puestos medios de la tabla. Un nivel bastante parejo en tres temporadas pero con resultados bastante más dispares:
14-15 – finaliza decimocuarto 6 puntos por encima del descenso
15-16 – Campeón de la Premier League con 10 puntos de ventaja al Arsenal
16-17 – finaliza decimosegundo a 10 puntos del descenso
Hagamos un poco de memoria. En la 14-15 Leicester City estuvo peleando en la parte baja de la tabla de posiciones. El recién ascendido a la Premier League después de varios años de ausencia y con Esteban Cambiasso entre sus filas luchó hasta el final para escaparle al descenso y lo logró faltando pocas fechas. Acabó la temporada 6 puntos por encima del decimoctavo, el Hull City último descendido.
¿Mereció el Leicester sufrir de esa manera? La conclusión mirando los parámetros de rendimiento nos indican que Leicester, más allá de haber peleado durante gran parte de la temporada en la parte baja había conseguido menos resultados o puntos de los que probablemente había merecido. Volvemos a hacer hincapié en esto, en un deporte de pocos tantos esto es un escenario que sucede, esforzarse por conseguir los puntos y llevarse nada. En la temporada siguiente sucede el «big bang» y salta la banca. Gana la liga con 10 puntos de ventaja pero en esta ocasión sucedió casi a la inversa de lo que había sucedido un año atrás: consiguió bastantes más puntos de los que realmente podría haber merecido.

Un año más tarde, en la 16-17 sucede lo que en estadísticas se conoce como “regresión a la media” o “regression to the mean”. Su definición explica que si se ha medido una variable y la primera vez se obtiene un valor extremo, en la segunda medición éste tenderá a estar más cerca de la media. Paradójicamente, si resulta que en su segunda medición de valores extremos, tenderá a estar más cerca de la media en su primera medición. Traducido a nuestro caso de estudio, en esta temporada Leicester City acabó la temporada en una posición en la tabla más acorde a lo que su parámetro de rendimiento nos podía predecir antes de empezar a rodar la pelota no solo esa misma temporada sino en sus dos predecesoras. El Leicester City no es más que un solo ejemplo de los miles que el fútbol ofrece día a día, temporada a temporada y torneo a torneo, y no significa desmerecer al campeón sino tan solo postular que el fútbol permite que no siempre el mejor gane.
La otra cara de la moneda
Lo que sucedió con Leicester City y otros campeones sería casi imposible en otro deporte. Por eso es que el fútbol es tan apasionante, deja siempre una rendija abierta para que lo poco probable suceda. En mi caso y por experiencia propia estoy convencido de que el buen uso de los datos y de las estadísticas es de gran utilidad a la hora de tomar decisiones, una herramienta sumamente útil a la hora de aportar un poco de pragmatismo y razón en un mundo gobernado por la emoción y el fanatismo. El dato en su contexto nos ayuda a ver los hechos con mayor claridad y así achicar los márgenes de error.
Pero, dicho esto, también hay que destacar lo siguiente. El fútbol y su esencia lleva consigo un elemento que será imposible de medir y que en definitiva define al deporte más popular del planeta y que es muy probable que eso lo haga tan popular.
El fútbol es el deporte que más ligado al azar está, donde más cosas no dependen de vos solamente
Pablo Aimar
Sin esa variable el fútbol no nos daría épicas ni remontadas, no permitiría a sus aficionados creer que cualquier cosa es posible en 90 minutos de juego. Como lo define Pablo Aimar en el capítulo 10 de Contar la Vida, programa de Eduardo Sacheri, “el fútbol es el deporte que más ligado al azar está, donde más cosas no dependen de vos solamente” y “lo que no podes decir cuando perdés es hablar de la suerte, cuando ganas esta bueno que alguno lo haga, y hay alguno que lo hace, diga che tuvimos suerte también”.
Para dar un claro ejemplo vamos a pararnos sobre el final de la temporada 2019-20 de la Championship inglesa.
Ese dia recibo un llamado telefónico donde un colega me pregunta que me había parecido el final de temporada, final se había coronado al Fulham como tercer ascendido, derrotando en la final del playoff de ascenso al Brentford FC.
Mi análisis concluyó en lo siguiente: de acuerdo a los modelos matemáticos, Brentford había sido claro merecedor del ascenso en la competencia regular, haciendo méritos suficientes para terminar segundo detrás de Leeds de Bielsa. Habiendo concluido mi teoría también resalté un factor que me pareció curioso: Brentford tuvo tres «match points» para sentenciar su arribo a la Premier League. Los partidos ante Stoke City de visitante en la fecha 45, Barnsley de local en la 46 y Fulham en la final del playoff. De tan solo haber empatado con Stoke City lo habrían conseguido y sin embargo perdió ese encuentro y los otros dos partidos más trascendentales. No sólo los habían perdido sino que jugaron por debajo del nivel esperado.
La suerte no estuvo de su lado. O les faltó un último detalle para sobreponerse a la presión de jugar por el objetivo. En contraposición, la fortuna la tuvieron West Brom y Fulham que si ascendieron. Ambos contaron con la cuota de suerte que le faltó al Brentford para ascender, suerte que no fue argumento sólido para mantenerse en lo más alto del fútbol inglés, ambos así como subieron ya han descendido. Sin embargo esta temporada el Brentford FC acaba de coronarse. Tuvo que lidiar nuevamente con el playoff de ascenso cuando mereció subir directo. Derrotó en la final al Swansea 2-0 aunque esa victoria se gestó durante las últimas 3 campañas.

El fútbol tiene eso, cuenta con la complejidad de medir lo invisible. Porque un equipo que se supone superior a su rival en todos los aspectos puede perder el partido. Porque justo ese día mi equipo erró infinidad de oportunidades de gol y mi rival que pateó una vez ganó el partido y así la Copa. Como también factores como la presión o anímicos conspiraron en contra.
Por esta misma razón es por la cual el fútbol se destaca. Por esta razón es por la cual el fútbol ofrece oportunidades a los más débiles y momentos de gloria que probablemente no se vuelvan a repetir. El fútbol y su naturaleza, pocos goles y ataques en relación a otros deportes le dan ese condimento de imprevisibilidad, emoción y pasión por la que sus hinchas suspiran.
Como ya lo escribió hace cinco décadas el periodista Dante Panzeri, el fútbol es la dinámica de lo impensado. Por eso mismo es que en el fútbol no siempre gana el mejor y está bien que así sea.
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