
Guillermo Pereyra fue futbolista. Y como todo ex futbolista, extraña no serlo más. Pero encontró su manera particular de estar cerca de un campo de juego: se compró un club de fútbol. Puede sonar fácil de hacer, incluso individualista, pero está muy lejos de eso. “Guille”, ex futbolista de River Plate, Mallorca y San Lorenzo, entre otros clubes, es la parte más visible de un grupo inversor que adquirió el Club Deportivo Tudelano de la Segunda División “B” del fútbol de España. Y el asunto no tuvo nada de sencillo: la compra del club se hizo durante la pandemia. “Fue una cita a ciegas. Porque se concretó toda la negociación, se pactó un precio, se llevaron a cabo todas las diligencias necesarias con notarios, con el consejo superior de deporte, con el registro mercantil de sociedades, pero faltaba un pequeño detalle: conocernos cara a cara, tanto con el club como con sus jugadores, con sus instalaciones, con sus directivos, eso fue una cita a ciegas. En medio de esta pandemia pudimos viajar y pudimos conocernos”, describe Guillermo Pereyra en una entrevista con Big Data Sports.
Desde otra perspectiva, esto demuestra que el fútbol no se detuvo totalmente durante la primera ola mundial de Covid-19. Porque también el City Football Group compró un club en plena pandemia. Se trata del Lommel SK de la segunda división de Bélgica, una de los dos clubes adquiridos en 2020 por el CFG (el otro es ESTAC Troyes de Francia) para ya contar con 11 franquicias del conglomerado a nivel mundial. Era mayo. Todas las fronteras estaban cerradas. Los negocios del fútbol, sin embargo, seguían su curso. “Del otro lado podría haberse sentado alguien con una escenografía falsa del club y hacernos creer que era del Lommel, porque no se podía viajar y cerramos la operación sin conocer al club”, dijo risueñamente Ferrán Soriano, CEO del CFG, en una fabulosa presentación que hizo en el marco del Summit Liga MX. Con accionistas de capitales árabes, chinos y norteamericanos, Soriano bien pudo sentir la sensación de moneda en el aire al comprar casi a ciegas un club, pero Guillermo Pereyra, que arriesga capital propio, debe haber pasado días algo más tensos. “No somos ni magnates ni locos, ni millonarios. Venimos a trabajar y gestionar un proyecto sustentable”, fue el mensaje que recibieron en la ciudad de Tudela.

¿Para qué quiere alguien un club de fútbol? Despejemos de entrada los pensamientos instalados, muchas veces contaminados de prejuicios y suposiciones (“Hacer negocios con la compra y venta de futbolistas, hombre, ¿para qué va a ser?“). O mejor dicho, demos por válidas esas motivaciones. ¿Cómo se hace? ¿Cuáles son las preguntas correctas que darán la respuesta sobre cómo decidir, gestionar y organizar un proyecto deportivo y su negocio? Guillermo Pereyra con Deportivo Tudelano recién ascendido para jugar la Primera División de la RFEF ya diseña un plan deportivo basado en la continuidad y en las nuevas ideas. Por ejemplo, Tudelano renovó un acuerdo con Athletic Bilbao hasta 2027 como uno de los 44 clubes convenidos para todo lo que sea sistemas formativos y metodologías de entrenamiento. Al mismo tiempo sabe que podrá captar talento argentino y sudamericano de clubes con jugadores disponibles y ya ha establecido relaciones con Huracán y Defensa y Justicia. Hay un plan.
Las preguntas inquietantes
Pero si queremos saber un poco más acerca de para qué alguien quiere un club, volvamos a Ferran Soriano que de eso sabe un montón. En su conferencia para Summit Liga MX dejó para la platea virtual una serie de preguntas inquietantes. Se podrá argumentar que los asuntos del fútbol pueden fluir mejor desde la abundante billetera del CFG, pero hay algunas cuestiones que no tienen que ver con el dinero. Y si tienen que ver con eso, mejor preguntarse cómo conseguirlo. Bajo la idea general de “¿A qué jugamos?”, Soriano expuso valiosos conceptos. Aplican para clubes de todos los niveles. Donde dice dueños y en caso de no existir dueños, reemplacemos por presidente. O en su defecto, “hombre fuerte”. Es lo de menos: en el fútbol siempre hay uno que manda.
”¿Estamos en el negocio comercial de entretenimiento o en el negocio de desarrollo de jugadores? Porque en Manchester City estamos en lo primero. No nos interesa la venta de jugadores. Somos una fábrica de contenidos. En cambio, con Montevideo City Torque no planteamos otra cosa que no sea la formación y la venta de jugadores. Por eso hicimos el camino inverso: en lugar de ir a buscar futbolistas uruguayos, que por la demografía del país son un caso excepcional porque producen mucho talento, buscamos directamente un club que forme jugadores con nuestra tecnología y nuestros métodos para que luego den su mejor versión en clubes de México, MLS o Europa. Pero no es un lugar donde busquemos hacer negocio con entretenimiento porque los derechos de TV son muy bajos y la asistencia del público también”.
“¿Buscamos ser una marca mundial de fútbol, campeón nacional o campeón local? Esos objetivos deportivos nos definirán la gestión. En Ligue 1 los equipos que vienen de la Segunda División y destinan entre 25 y 30 millones de euros en salarios, vuelven a descender. Es así. Yo se que tengo que destinar no menos de 35 millones de euros para mantener la categoría. Si el dueño del club dice que no tiene ese dinero, pues bien, no debería pretender que el equipo entonces se quede en Primera”
“¿Queremos ser el equipo de la comunidad? Ese es un objetivo claro. Veamos el caso del Athletic Bilbao que solamente juega con futbolistas de origen vasco. Esa es una limitación evidente, se hace muy difícil lograr títulos con esa limitante, pero nadie puede discutir su relación con la comunidad».
“¿El club será una herramienta para promoción personal o de negocio de alguien? Eso sucede también. Hay dueños que quieren al club para sus propios fines. Se podrá discutir, pero sucede. Y tenemos que tener en claro que eso sucede si nos toca estar en un club así”.

Un riesgo: que la respuesta esté en el pasado
¿Se hacen preguntas actualmente los clubes para definir sus objetivos y estrategias? No son buenas las generalizaciones, pero mi impresión es que ahí donde hay clubes centenarios, en la mayoría de los casos, esas preguntas ya fueron hechas y respondidas. Solo que hace mucho tiempo. Y las preguntas nuevas no se detectan con claridad. Se aprecia una inclinación a administrar el capital simbólico del pasado que a la aventura de descubrir que hay para adelante. Son mucho más dinámicos para conmemorar que para diseñar futuro, especialmente porque todavía hay una fanaticada dura que se da por contenta con eso.
Cuando CFG compra un club en Bélgica, entre otras cosas lo hace porque las leyes migratorias del país son más permisivas para capturar talento extranjero y sobre todo de África. Lo dice Soriano explícitamente en su conversación, cómo también dice, sin que se le mueva un músculo de la cara, que están en el negocio del fútbol para ganar dinero. Tienen los recursos para comprar y gestionar, obviamente que los tienen. Pero antes estaba el plan. Y el plan responde a una pregunta:
“¿Qué tipo de club queremos ser?”
Hace algunas semanas conversamos con Guido Baroli, gerente general del club sobre “El Modelo Defensa y Justicia”. En esa charla nos contaba como el club, especializado en captar talento formado y descartado por otros, ahora busca transformarse en un club también formador y para eso avanza en la mejora de su infraestructura y en la contratación de formadores de futbolistas. Viene de un modelo exitoso que le permitió ganar la Copa Sudamericana y superar la fase de grupos en la Copa Libertadores 2021, pero entienden que para ser sustentables deben reconvertir la idea que funcionó. Otro ejemplo: Argentinos Juniors es por definición un club formador y desde hace algunas semanas ilumina al fútbol argentino con un nuevo centro de entrenamiento de vanguardia. Es el club de Diego Maradona, donde ahora los recuerdos no paran de sucederse; lejos de quedarse en eso, va hacia el mejor futuro posible.
Qué tipo de club queremos ser. El fútbol se escribe todo el tiempo y la pregunta siempre tiene que estar en alguna cabeza de la organización. Vale para los jeques árabes y para un club del conurbano de la ciudad de Buenos Aires, una geografía donde más de cien clubes de fútbol luchan diariamente por su destino. Y para Guillermo Pereyra, en Club Deportivo Tudelano, con esa vieja sensación escolar de comenzar la hoja en blanco, con expectativas y el temor a equivocarse siempre latente. Pero las ganas de hacer un proyecto deportivo siempre estará por encima de cualquier error que se pueda cometer.
Un club de fútbol no debería estar definido solamente por su pasado. Una vida estática en el fútbol, anclada únicamente en la historia, no produce errores. Tampoco produce nada. Excepto nostalgia por cosas que hicieron otros.
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