Hace unas semanas, cuando se celebraba el cumpleaños número 60 de Maradona, el analista Augusto Rammauro buceó en la base de datos de STATS Perform y encontró pruebas de lo que siempre supimos: Maradona fue el jugador más determinante de la historia moderna de los mundiales.
Entre otras cosas, Diego es el líder histórico en asistencias en Copas del Mundo, y el quinto jugador en el ranking que suma goles y pases gol. Pero lo que vuelve más impresionante el nivel de Maradona es que esos registros los consiguió siendo marcado con mayor violencia y rigidez que ningún otro jugador: 36 faltas le cometieron en España 82, 53 faltas México 86 y 50 en Italia 90, puestos 1, 2 y 3 en el conteo de infracciones recibidas en la historia de los mundiales. ¿Sorpresa? No, siempre supimos que Diego se la aguantaba.
Para dimensionar de manera más precisa: Maradona recibía una falta cada 12 minutos mientras que el promedio de Lionel Messi, por citar un ejemplo, es de una cada 30. Se trata, además, de faltas cuya dureza se refleja en otro indicador: Diego es también el futbolista que mayor número de tarjetas provocó en rivales con 12 (sumando amarillas y rojas), e insistimos, lo hizo tiempos de arbitrajes permisivos y menos estrictos que en la actualidad.
La comprobación numérica que los datos actuales permiten hacer sobre su paso por los mundiales también podría extenderse para cuantificar su aporte en Argentinos Juniors (donde fue cinco veces goleador del campeonato argentino), su consagración en Boca, los buenos partidos en su accidentado paso por el Barcelona, el liderazgo ejercido para convertir al Napoli en un equipo importante a nivel europeo, e inclusive las pinceladas que dejó su participación en Sevilla y Newells. Revisiones posibles que seguramente ya estén en desarrollo en las computadoras de analistas de todo el mundo y cuyos resultados no harán sino engrandecer aún más el aporte del Diego a la historia del fútbol.
Entendámoslo de esta manera: en tanto prevalezcan las buenas intenciones, el repaso de la vida cuando muere una figura de esta magnitud tiende a enfocarse en el costado más luminoso de su obra, algo extraordinario en el caso de Maradona. Las consecuencias son inevitables, cada revisión hará más real su leyenda y su legado se volverá aún más inspirador en los días por venir.
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