
Dos de cada tres futbolistas desarrollan su actividad en mercados inestables, con serias dificultades para cobrar sus salarios, condiciones deficientes para desempeñar su talento y legislaciones y normativas débiles como para poder litigar ante los posibles incumplimientos. A eso se le agrega en algunos países casos de violaciones a los derechos humanos y en ciertas ligas las protecciones mínimas necesarias para jugar durante la pandemia Covid-19.
Big Data Sports accedió a modo de anticipo a un reporte producido por FIFPRO, la federación internacional de futbolistas profesionales. El informe desborda de datos: revela que dos tercios de los futbolistas que desempeñan la actividad en 79 mercados del mundo lo hacen en condiciones precarias. El contenido resulta interesante porque la industria del fútbol siempre es analizada desde el punto de vista de los clubes. Evaluamos los modelos de negocios, la innovación, la gestión, las estrategias de fan engagement y todo lo que rodea cualquier perspectiva de funcionamiento organizativo con esos lentes: los de los clubes, las ligas y las federaciones. FIFPRO trae la mirada del futbolista, como sujeto colectivo, para darnos la posibilidad de tener un paisaje 360 sobre el funcionamiento de esta industria. ¿La idea siempre es agregar valor? Entonces una posibilidad es tomar este reporte como la pieza que encaja en el enfoque global del fútbol con sus éxitos y con sus problemas a resolver.

La investigación se titula Shaping Our Future y analiza las condiciones laborales, económicas y de gobernanza que el fútbol ofrece en ligas de 79 países. FIFPRO fue fundada en 1965 y actualmente representa a 65 mil futbolistas, hombres y mujeres, de todos los niveles de competición. 66 asociaciones de futbolistas de todo el mundo tienen representación en este organismo. FIFPRO reclama en su modelo de plan sustentable a 10 años, un nuevo contrato social entre los principales stakeholders de la industria del fútbol: federaciones, clubes y jugadores. Convenios colectivos universales para proteger y mejorar las condiciones de los futbolistas.
“Los convenios colectivos ayudan a lograr condiciones justas para todos los actores del fútbol. Protegen condiciones dignas para los jugadores y sostienen los mercados del fútbol. Se requieren acuerdos tanto a nivel nacional como internacional. Debe establecerse un nuevo contrato social para dar forma a la industria del fútbol en la próxima década. Las negociaciones colectivas garantizan un entorno estable para las competencias y las condiciones laborales”, dice FIFPRO en una parte del documento.
Shaping Our Future asegura que apenas el 13 por ciento de los mercados futbolísticos ofrecen condiciones estables para los futbolistas. En nuestra lectura anticipada, los principales insights se resumen en estas ideas:
- Sólo una minoría de países fuera de Europa Occidental cuentan con un sistema arbitrario activo para resolver disputas entre clubes y futbolistas
- FIFPRO ha comenzado a discutir con distintas Confederaciones el establecimiento de un fondo de protección financiera para futbolistas: 1.400 futbolistas aplicaron para el fondo de $8 millones de FIFA y FIFPRO entre mediados de 2015 y mediados de 2020, lo que acumula $61 millones en reclamos.
- 50 clubes se declararon en bancarrota en los últimos 5 años.
- El fútbol, dice FIFPRO, necesita de mayores acuerdos colectivos entre futbolistas y uniones. Esos acuerdos deberían poner al futbolista en el centro de la escena por el lugar que ocupa en la industria, la amplificación de los mensajes comerciales, la llegada a nuevas audiencias y especialmente por el riesgo que corren en determinados mercados.

El informe presenta un análisis de 79 países de los cinco continentes. Describe un fútbol mundial fragmentado como industria, con situaciones desiguales y frágiles dentro de las mismas confederaciones. El 87% de los mercados domésticos del fútbol mundial experimentan inestabilidades sistémicas, debido a la falta de estándares de gobernanza adecuados, con empleos y condiciones deficientes para los jugadores.
Los datos se evaluaron en función de dividir a los mercados futbolísticos en clusters. Este es el criterio aplicado para dar forma a cada cluster:
Cluster A (5 países)
Mercados del fútbol de altos estándares de estabilidad, respaldados por modelos de gobernanza y condiciones de empleo (Big 5 de Europa).
Cluster B (12 países)
Mercados del fútbol con una economía del fútbol estable con un fútbol robusto, respaldo de gobernanza y buenas condiciones de empleo.
Cluster C (6 países)
Grandes mercados de fútbol con economías avanzadas, pero a menudo con débiles niveles de gobernanza y condiciones de empleo.
Cluster D (25 países)
Un gran grupo de mercados del fútbol con inestabilidad económica, a menudo con emparejamientos hacia abajo, débil gobernanza y condiciones de empleo.
Cluster E (8 países)
Mercados del fútbol con pequeñas economías futbolísticas que ofrecen condiciones mínimas de empleo.
Cluster F (23 países)
Mercados de fútbol con empleo deficiente y mínimas condiciones de cumplimiento que enfrentan importantes desafíos para el desarrollo de estructuras profesionales.

Es necesario aclarar que hay confederaciones que nuclean a países que tienen niveles desiguales de mercados domésticos. Podemos encontrar, como se aprecia en el gráfico anterior, que hay países de Conmebol que aparecen en los clusters C, D y F. El reporte reclama por esquemas de protección salarial de los jugadores regionales; contratos de empleo estándar para jugadores; acceso a arbitrajes independiente y protecciones contra el abuso. Provoca escalofríos saber que hay mercados donde los futbolistas profesionales no son remunerados y les retienen el pasaporte para que no puedan irse.
La asistencia del público a los estadios suele operar como un catalizador de la salud y el interés sobre el fútbol. Se trata de una métrica que captura la experiencia en vivo, un activo valioso para cualquier deporte. La noción de ese dato ahora está alterada por la pandemia y la ausencia forzada de los fans. En el siguiente gráfico vemos el promedio de asistencia de espectadores a los estadios en Europa. Son datos de 2019 y es interesante ver los extremos. Los números hablan de promedio de espectadores, por lo tanto es impactante desarmar ciertas ideas sobre cuánta gente realmente se moviliza hacia los estadios en el viejo continente.

En la órbita de otros mercados como los países de Conmebol, FIFPRO también utiliza los datos de KPMG. Pero en este caso es la asistencia promedio en el ciclo 2010-2019. Brasil y Argentina son los más convocantes: podrían aspirar al sexto lugar si fueran mercados de UEFA. Lo mismo vale para las ligas de China, Japón y MLS. En el caso argentino se observa un retroceso en el promedio de la última temporada tomada en cuenta.

Cuando se piensa el fútbol como espectáculo, negocio y acontecimiento mundial masivo, los futbolistas que representan ese imaginario son las celebridades del juego. En ese sentido, el informe de FIFPRO se ocupa de describir el fenómeno socialmedia que pone a los jugadores en posición de influencers de alta gama. Sucede que esa realidad, al mismo tiempo, refleja a una porción mínima de los futbolistas que cobran sus salarios por entretener. Algunos de ellos tienen ingresos fabulosos sólo por sus posteos en redes sociales.

Lo que sigue es una transcripción textual del informe en el apartado titulado “Consideraciones para el desarrollo de políticas centradas en el jugador”. Describe el fenómeno de las redes sociales y el lado menos luminoso del contacto directo con fanáticos y haters.
Las redes sociales no son un patio de recreo exclusivo de los clubes; los jugadores utilizan las redes sociales para aumentar su perfil, generar ingresos comerciales y mantenerse en contacto con sus fans. En comparación con los medios tradicionales, estas las plataformas eliminan todo filtro y permiten una comunicación más directa.
- Este listado (ver imagen arriba) enumera los 10 jugadores de fútbol más seguidos y activos en términos de seguidores. números y compara esos datos con la base de fans de las redes sociales de sus respectivos clubes en el mismo plataformas.
- Un fenómeno interesante es que, en muchos casos, los jugadores tienen más seguidores que sus equipos. El ejemplo más extremo es Cristiano Ronaldo, a quien le siguen casi cinco veces más personas como Juventus FC.
- Este es un testimonio de la tendencia emergente de que los jugadores de élite pueden reforzar su perfil independientemente de sus empleadores. Además, algunos jugadores han construido una marca personal en torno a su actividad en las redes sociales. y están generando importantes ingresos a partir de ella.
- Sin embargo, esta vía solo está abierta a un puñado de jugadores de élite. Según datos de KPMG Football Benchmark, solo había 17 jugadores activos por encima de los 50 millones de seguidores y 128 jugadores por encima de los 5 millones al 31 de octubre de 2020.
- Las redes sociales abrieron el camino para que los jugadores se convirtieran en embajadores sociales y en la voz de ciertos comunidades o casos (como discriminación, racismo o desigualdad). Si bien esta es una plataforma poderosa para crear un cambio positivo, los jugadores también deben ser conscientes de su mayor responsabilidad y su nuevo papel en la sociedad.
- Sin embargo, el abuso racista y discriminatorio ha surgido y se manifiesta en el entorno online a través de plataformas como Twitter, Facebook, Instagram y otras. El discurso de odio generalizado sobre estas plataformas está impactando el bienestar de los futbolistas en todo el mundo de formas extremas.
- Un estudio reciente realizado por la Asociación de Futbolistas Profesionales encontró que, en una estimación conservadora, más del 40% de los jugadores son víctimas de ataques racistas direccionados, lo que confirma cómo este problema es alarmantemente común. Jugadores y ciudadanos exigen regulaciones e intervenciones más estrictas para poner fin a todas las formas de abuso online. Se deben tomar medidas e intervenciones reglamentarias para proteger a los jugadores y a los fanáticos de este abuso racial inaceptable.

“Para lograr un industria del fútbol sustentable para el próximo 10 años, debemos establecer un nuevo contrato social basado sobre las negociaciones colectivas», afirma Jonas-Baer Hoffman, secretario general de FIFPRO, dispuesto a dar el debate con quien haga falta.
Más del 70 por ciento de los 79 países relevados tienen clubes con un presupuesto menor a los 10 millones de euros y 30 de los 79 mercados negociaron sus derechos de transmisión por acuerdos que están debajo de los 5 millones de euros. FIFPRO manda un mensaje claro: desarmar la idea de que todos los futbolistas tienen aviones privados, cobran fortunas por una storie, y con su genialidad le han salvado el futuro a las generaciones venideras que portan su apellido. La enorme mayoría sería feliz con sus salarios al día y condiciones laborales óptimas (claro, es un trabajo…).
El fútbol es global, pero según FIFPRO en muchos mercados no todo es tan redondo como la pelota.
La conversación está iniciada. Solo resta observar quienes se sentarán a la mesa para continuar con esta charla.
Shaping Our Future 2021: Reporte Completo
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