
En julio de 2020, Javier Wainer, jefe de scouting de Racing, tuvo una de esas conversaciones habituales que tenía con Diego Milito, el director deportivo del club. Esta vez estaba entusiasmado: el representante de Lorenzo Melgarejo le había preguntado si seguían interesados en incorporar al futbolista. Wainer encaró a su jefe y le dijo:
-Diego, tenemos la chance de Melgarejo.
-¿Estás seguro?
-Sí, Diego.
-Buenísimo. Presentale el caso a Sebastián.
Milito y Wainer conocían bien a Melgarejo, cuyo apellido había surgido del departamento de scouting. Wainer, desde su rol, coordina a un equipo de tres scouts que siguen varias ligas de Sudamérica y a un grupo de sudamericanos que se desempeñan en Europa y que, por edad y condiciones futbolísticas, pueden jugar en Racing. Melgarejo apareció en ese filtrado en mayo de 2018. Wainer, encargado de mirar a los sudamericanos, buscaba un 9 con desesperación: sabía que a mitad de año Lautaro Martínez sería la joya más preciada del mercado.
-Empezamos delimitando. Buscamos sudamericanos que jugaran de 9 en Europa. Encontramos a Lorenzo Melgarejo. Tenía 27 años, y sabíamos que podía volver. Lo miramos y no nos pareció que pudiera ser el 9 titular de Racing, aunque le veíamos condiciones interesantes. En el partido posterior lo pusieron de extremo izquierdo. Y nos gustó mucho. Al siguiente jugó de lateral volante en una línea de 5, y también nos gustó mucho. Ahí le dije a Bruno y a Agustín que empiecen a ver partidos viejos- cuenta Wainer.

Bruno Gentile y Agustín Anastasi son los scouts de Racing. Cada uno controla tres ligas y su trabajo es, básicamente, mirar fútbol y generar reportes sobre jugadores destacados. Ellos son el primer filtro, los arquitectos del consenso: el trío debe enamorarse de un jugador para que ese apellido llegue a los oídos de Diego Milito. Ese proceso lleva horas de videos, análisis, reportes, debates. Con Melgarejo hubo una unanimidad veloz. Empezaron a buscar partidos completos suyos. Fueron para atrás. No había nada: las plataformas de scouting no ofrecían encuentros de, por ejemplo, 2013, cuando el paraguayo era lateral izquierdo en el Benfica. Melgarejo comenzó su carrera como lateral izquierdo: brilló en 12 de Octubre, Olimpia e Independiente de Campo Grande en esa posición. Benfica pagó 760.000 euros en junio de 2011, y lo cedió al Paços de Ferreira. Allí se destapó como segunda punta: hizo unos diez goles en 30 partidos. Regresó a Benfica y volvió al costado izquierdo de la defensa. “Vimos imágenes suyas ganándole en el juego aéreo al Niño Torres en la final de la Europa League 2013. Vimos partidos suyos con el Payaso Aimar. Tiene tanto pasado que tuvimos que irnos hasta ahí para entender cómo era el jugador”, explica Wainer. En ese momento lo quiso Liverpool, pero recaló en Krasnodar de Rusia.
“Vimos imágenes suyas ganándole en el juego aéreo al Niño Torres en la final de la Europa League 2013. Vimos partidos suyos con el Payaso Aimar. Tiene tanto pasado que tuvimos que irnos hasta ahí para entender cómo era el jugador” – Javier Wainer, jefe de scouting de Racing Club
Entender a un jugador es un viaje largo. Analizaron tanto su pasado que descubrieron que Melgarejo jugó de extremo derecho, extremo izquierdo y lateral volante en Krasnodar. Descubrieron que esa polifuncionalidad tentó al Spartak de Moscú, que en 2016 apostó por él. Dos años más tarde, con partidos y goles en Champions League, Melgarejo entró en el radar de la dirección deportiva de Racing. El departamento de scouting le presentó el caso a Milito, quien también quedó encantado con la calidad del paraguayo: con sus controles, con su dinámica, con su técnica, con su capacidad de asociación. El nombre tenía aceptación en el equipo de trabajo: se había convertido en un jugador interesante. Sabían que podía destacarse en Racing. Ahora debían ir a buscarlo.
-Me contacté por primera vez con su representante en julio de 2018. Le pregunté si salía en ese mercado. Me dijo que no. Volví a intentarlo en enero de 2019. Era un jugador tan polifuncional que si necesitábamos un extremo, un interior o un lateral izquierdo, íbamos por él. Siempre. En enero de 2019 también me respondió que no- detalla Wainer.
Wainer y Diego Huerta, otra figura fundamental de la dirección deportiva, tienen autonomía para iniciar contactos con los clubes. Después, las negociaciones las continúan Milito y Víctor Blanco, presidente de la institución. Pero Melgarejo no había pasado esas instancias: el representante nunca abrió una hendija para Racing. Wainer, sin embargo, no se frustró. Insistió por él en julio de 2019, incluso antes del arribo de Matías Rojas, cuando necesitaban un interior izquierdo. Volvió a la carga en enero de 2020 y se llevó la primera respuesta esperanzadora: “Hablemos en unos meses, que a mitad de año se le termina el contrato”. Wainer esperó hasta mayo para volver a la carga: el agente le respondió que iba a salir del club, pero que iban a aguardar por una propuesta en Europa.
Hasta que en julio de 2020, el celular de Wainer recibió el mensaje: “¿Todavía están interesados en Lorenzo?”.

Sebastián Beccacece no conocía a Melgarejo. No tenía por qué: es el entrenador del primer equipo, el responsable de entrenar y liderar a un grupo de 25 profesionales, de planificar pretemporadas, diseñar la estrategia para los partidos y mantener la armonía del vestuario. Son demasiadas obligaciones como para también controlar el mercado. De mirar jugadores y acercar propuestas se ocupan Milito y la secretaría técnica. El proceso, tan habitual en Europa, era inédito en Argentina. Racing cambió la pregunta: el entrenador pide perfiles, y el director deportivo le lleva nombres que cumplan con sus requisitos. Ningún jugador llega a Racing sin consenso. Ninguno de los 27 futbolistas que incorporó Diego Milito durante su gestión firmó sin la doble aprobación del entrenador y la dirección deportiva. Melgarejo no iba a ser la excepción. En julio, con la cuarentena estricta, Wainer le mandó a Beccacece un video de 20 minutos con jugadas de Melgarejo durante los distintos momentos de su carrera. A eso le sumó un informe con información estadística y personal, un análisis de cómo era el jugador, tanto futbolísticamente como en su vida privada, y una conclusión. Era información que el departamento de scouting había recopilado durante dos años. Beccacece, como la mayoría de los entrenadores del fútbol argentino, jamás había trabajado con esa metodología. Pero tenía la cabeza abierta: estaba dispuesto a que un director deportivo y su equipo de cuatro scouts le sugirieran incorporaciones.
-Sebastián es un entrenador súper abierto. Su capacidad de escuchar a un equipo que repercute directamente en su trabajo es de una grandeza total. Yo diría que ese es uno de los secretos del éxito de esta gestión- destaca Wainer.

Beccacece suele ir a tomar mate a las oficinas de la secretaría técnica. Nicolás Diez, su asistente técnico principal, también. Ahí hablan de fútbol: hacen comentarios sobre algunos futbolistas que están siguiendo, conversan de partidos del fútbol argentino, de Champions League. Discuten cómo romper la presión de un 4-2-3-1 y estudian cómo los interiores de un equipo europeo saltan líneas para ejercer una presión alta. Diez conversó con Wainer sobre Melgarejo. No fueron los únicos: Melgarejo se convirtió en un tópico central en las conversaciones entre Milito y Beccacece, las cabezas de cada grupo. Y se convencieron. Ambos, cada uno por separado, hablaron por teléfono con el jugador. Querían palparlo: sentir sus ganas, su personalidad. A los pocos días, Beccacece validó su incorporación.
Ninguno de los 27 futbolistas que incorporó Diego Milito durante su gestión firmó sin la doble aprobación del entrenador y la dirección deportiva.
Melgarejo llegó a Racing libre, como un extremo izquierdo capaz de cubrir varias posiciones en la cancha. Esa polifuncionalidad la mostró de arranque: debutó como interior derecho y convirtió un gol. El entrenador tardó poco en encantarse con su capacidad de ubicarse en distintos sectores del campo. Se desgarró cuando iba a ser convocado al seleccionado paraguayo por primera vez. Regresó ante Boca. La aparición de Melgarejo en el área de Boca, el miércoles en el partido por los cuartos de final de la Copa Libertadores, es una metáfora perfecta de su arribo a la Academia: por sorpresa, en silencio, sin que nadie lo vea, y producto de un trabajo minucioso. Melgarejo cabeceó y metió el que es, hasta el momento, el gol más importante de Racing en la temporada, el que lo acerca a las semifinales de la Copa Libertadores después de 23 años. Tal vez no cabeceó Melgarejo: quizás cabeceó el consenso, el fruto de creer en una metodología, aplicarla y confiar en ella sin importar lo que digan los diarios. Quizás sea ese el verdadero éxito de Racing. Quizás el verdadero fracaso no sea quedar eliminados: quizás sea romper lo que funcionó. Lo que funciona.
Resumen del primer partido de cuartos de final Copa Libertadores 2020: Racing 1 – Boca Juniors 0
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