Nicolas Evans sabe que FIFA llegó tarde al universo de los datos. El corazón del fútbol mundial empezó el viaje después de muchos deportes, e incluso de varios de equipos. Durante muchos años, la palabra “innovación” estuvo prohibida en las oficinas de Zúrich. Eran tiempos de Joseph Blatter. El mundo cambió, y la dirección de FIFA también. Ahora quieren llevar la batuta: la tecnología e innovación son conceptos centrales del proyecto FIFA. Tienen áreas dedicadas a la validación de nuevas tecnologías. De eso se encarga Nicolas Evans, Head of Football Research and Standards. Qatar 2022, abrir los datos y por qué los clubes deben ocuparse de generar sus bases de datos propias, algunos de los ejes de la charla con BDS.
–Rusia 2018 fue el Mundial de los videoanalistas: le dieron datos y un espacio físico en los estadios. ¿Cuál creés que va a ser la próxima demanda de los cuerpos técnicos para Qatar?
-La próxima siempre es complicada. Creo que nos vamos a enfocar más en la mecánica detrás de todo eso: el ecosistema de los datos. Que puedan conectar el GPS con los datos oficiales. Estamos armando nuestra plataforma para todos los equipos. Queremos darle acceso lo antes posible a la gente para capacitarla. Vamos a dar el video sincronizado con eventos y datos, algo que no hicimos en 2018. Queremos ayudar a que no se duplique el trabajo: no queremos que haya 32 analistas haciendo lo mismo. Estamos trabajando en herramientas para poder ofrecer un catálogo de definiciones más amplio para que todo el mundo tenga acceso. Creo que a esta altura hay un conocimiento más alto, y eso también nos permite compartir datos crudos para que ellos hagan su trabajo. Esa es la diferencia: van a pedir más KPIs. Nos van a preguntar cómo medimos la distancia en lugar de cuál era, y eso lo vamos a solucionar ofreciendo los datos crudos. Los que quieran van a poder trabajar con ellos y hacer sus mediciones. Al resto le vamos a ofrecer valores uniformes con una definición transparente, global, que está armada. Queremos ir en esa dirección. Escuchamos y entendimos que los equipos pedían eso. El próximo paso será que nos pidan todo más rápido, de mejor calidad, etcétera.
«Mi idea es que seamos una fuente abierta: que la gente que quiera aplicar nuestro algoritmo a su dato lo pueda hacer».
–Van a marcar un precedente si generan definiciones claras. ¿Es la idea?
-Esperamos, sí. Pero la definición es una sugestión. Así que, por ejemplo, nosotros tenemos las zonas de velocidad, pero si alguien lo quiere de otra manera, lo puede acomodar. Nosotros les explicamos que cada vez que vayan a ver ese indicador, está definido de cierta manera: vamos a mostrar los algoritmos que usamos para calcular la velocidad. Si quieren armar otro, podrán hacerlo con los datos crudos. Mi idea es que seamos una fuente abierta: que la gente que quiera aplicar nuestro algoritmo a su dato lo pueda hacer. Tenemos que ver los detalles, la manera de compartirlo, pero esa es la idea. No queremos crear un silo para esconder los datos, y que solo los que jueguen o estén dentro de nuestras competiciones lo entiendan. No. Para mí hay que ir hacia la transparencia y ofrecer el dato de una forma que la gente entienda.
–Ustedes toman una postura como FIFA: queremos transparencia, que todos tengan lo mismo, proveer el dato crudo. ¿Es un mensaje hacia el resto de las ligas para que no teman en democratizar los datos para que todos construyan conocimiento?
-En eso quiero ser muy apolítico: no hacemos lo que estamos haciendo para mostrarle a alguien que lo que hace es malo. Por citar un ejemplo, lo que hizo La Liga con Mediacoach hace 10 años, lo hizo en un momento en que nosotros ni pensábamos en qué era un dato. Hay que ver cada uno a su nivel. A mí me da placer ver cuando las cosas tienen éxito. Y si podemos tomar un riesgo, lo haremos. Pero sí es una manera de mostrar que las cosas se pueden hacer sin decirle a la gente cómo debe hacerlo.
–Hay cuerpos técnicos que quieren tener todo de todos los equipos. La diferencia está en cómo trabaja cada uno con eso, y qué valor humano le agrega. Ustedes le dan todo a todos.
-Esa es una opción. Igual entiendo a las ligas y competencias que dicen que no se puede hacer porque hay una diferencia tan alta que va a haber un equipo con 45 analistas y otro sin ninguno que no podrá hacer nada. Nosotros tenemos que ofrecer un medio: brindar un muy buen nivel de análisis, pero también dar datos crudos. No hay una fórmula mágica para decir «así se debe hacer, y así no». Estamos al servicio de los equipos, y queremos ofrecer una cocina que les sirva para cocinar lo que quieran. Si quieren prepararse un sandwich, no usarán la cocina, pero que tengan la chance de hacerlo.
–Sé que para vos hay algo fundamental: combinar el video con los datos. ¿Qué nivel le importancia le das a que esté todo junto?
-Lo importante es que todo se pueda conectar de manera automática, o que no necesites mucha gente cortando videos después del partido. Al final nos dimos cuenta que los 32 equipos lo hacían. Y no importa quién lo hace. Entonces decidimos hacerlo nosotros: pagarlo, que esté bien hecho y compartirlo con los equipos. Esa es una filosofía que tomamos. Siempre habrá un equipo que quiera su código propio, y eso no lo vamos a prohibir. Pero queremos ofrecerlo en un formato para que todos lo puedan usar. Eso es esencial: dar las cosas de forma abierta, que se puedan intercambiar, y que los que no dispongan de un software complicado y caro tengan una plataforma donde puedan hacerlo todo, incluso que el futbolista pueda mirar sus acciones con dos clicks. Estamos en camino para lograr esto: todo va a estar listo para Qatar. Para nosotros es clave ofrecer datos válidos y sincronizados porque al final unos datos en tiempo real le dan valor al aficionado para entender el partido. Si podemos explicarle al aficionado en tiempo real el partido, estamos añadiendo valor. La base es que sea sincronizado y válido.
Queremos introducir métricas más lógicas que se puedan usar en tiempo real y que no sean cuánto corrió un futbolista. Esos datos no dicen nada. Ahora empezamos con los Goles Esperados, que tampoco dicen mucho sobre el partido. Pero si podemos ir dos o tres niveles más adentro de estos datos, la gente los va a entender y va a pedir más»
-FIFA puede tener las herramientas para generar el valor agregado, pero hay un eslabón en el medio: el periodista, que está acostumbrado de trabajar de una manera intuitiva. A la hora de pensar en innovación, ¿es importante capacitar al periodismo?
-Yo lo veo al revés: no queremos explicarle a la gente con el martillo cómo funcionan los datos, pero queremos hacerlos comprensibles e introducir métricas más lógicas que se puedan usar en tiempo real y que no sean cuánto corrió un futbolista. Esos datos no dicen nada. Ahora empezamos con los Goles Esperados, que tampoco dicen mucho sobre el partido. Pero si podemos ir dos o tres niveles más adentro de estos datos, la gente los va a entender y va a pedir más. Ese es nuestro trabajo: intentar ofrecer información que la gente exija y busque como interesante. Para mí, personalmente, hoy los datos no me dicen nada sobre un partido. Pero sí unas expectativas en tiempo real: que vos digas que un equipo tiene 40% de posesión contra 60% no me dice nada de quién va a ganar el partido, ni sobre el momento, ni quién es más peligroso. Pero tener referencias de otros partidos nos ayudarían para saber si lo que está haciendo es lo normal. Cuando encontremos estos algoritmos para explicar el partido, la gente los va a pedir.
-¿FIFA está obligada a innovar por la irrupción de nuevas generaciones que conecta con otros estímulos? ¿Los obliga a mostrar las cosas de otra forma para recuperar y llegar a ese público que parece estar más alejado del fútbol que otras generaciones?
-Tenemos una iniciativa bastante grande con esports. No creo que ahí nos falte interacción con la gente: sabemos cómo piensan. Lo que es cierto, y lo entiendo, es que vamos por una mezcla del producto original y de estos nuevos aficionados. Pero para mí tiene que ser un proceso paralelo al tradicional. No estamos cerca de decir que el Mundial de Qatar solo lo vas a ver en el teléfono. Eso es demasiado rápido. Pero tenemos que entender qué están pidiendo. Y sin ser un experto en eso, entiendo que no tienen tiempo y atención para ver el partido. Eso se puede resolver con highlights. Pero otra vez, regreso al mismo punto: con datos buenos y exactos, podría pedir que se me armen un video con todas las veces que Cristiano Ronaldo toca la pelota con su pie izquierdo. Y que cada vez que ocurre me lo manden por Whatsapp, Instagram, Twitter, para que lo vea. Para eso necesitamos niveles más profundos de datos para tener bien categorizado lo que está pasando. Y ahí el aficionado podría pedir lo que quisiera. Al final todo sale de datos: si tenemos mejores datos del partido, todo el desarrollo tecnológico va en mejor dirección para mejorar la experiencia del aficionado y de las nuevas aficiones.
–Hablaste del highlight… es el nuevo rey, ¿cierto?
-A mí me gusta que me corten de una manera limpia el partido. Pero cuando salgo del estadio y veo el resumen, siempre faltan cosas que yo quiero ver. Vamos en una dirección en la que cada uno será el director para decidir qué quiere ver en los highlights: si los goles, si los tiros de esquina, lo que sea. Todo eso se va a poder sacar de los videos que ya están, y lo vamos a poder hacer en tiempo real si los derechos están en orden. En la Liga Argentina se podría hacer: si tenés contratado el fútbol, podrías hacer que cada vez que el equipo hace un gol te llegue un mensaje con el clip de 30 segundos con el gol. En esa dirección podemos ir. Para nosotros como FIFA es más complicado porque tenemos los derechos en muchos territorios. Pero técnicamente se puede.
«Que digamos que un equipo tiene 40% de posesión contra 60% no me dice nada de quién va a ganar el partido, ni sobre el momento, ni quién es más peligroso. Pero tener referencias de otros partidos nos ayudarían para saber si lo que está haciendo es lo normal. Cuando encontremos estos algoritmos para explicar el partido, la gente los va a pedir»
–Hay una situación muy común en América Latina: los clubes no guardan datos, los guardan los entrenadores y sus cuerpos técnicos. Y como nadie les pide que los dejen en el club, se los llevan, y no dejan referencias. ¿Por qué es importante que un club conserve y administre esos datos por sí mismo?
-Es un problema que también pasa en FIFA. Creo que había una inexactitud sobre quién era el dueño de los datos, quién tiene derecho a usarlos. Había una idea de que el club estaba recolectando los datos durante los entrenamientos, pero por supuesto que había clubes que no le interesaba a la institución, y por eso lo hizo el técnico. Al final, si el cliente no es el club y es el técnico, es una falta institucional que la cuenta no haya sido del club, sino de la persona. El segundo punto, y para mí más importante, es que vamos en la dirección en que el dato pertenece al jugador y no al club. La nueva normalidad es que el dato se va del GPS directo al jugador. Y él va a poder compartirlo con quién quiera. Hay una posibilidad de que el club guarde una copia, pero todo bajo consentimiento del futbolista. De esta manera, si se va el técnico, todos los jugadores tendrán los datos, así que el nuevo entrenador podría acceder a ellos. Pero la realidad es que si viene un nuevo técnico y no hay ningún dato, es como crear un nuevo club. No sabe nada del historial médico, de los problemas que existieron en el entrenamiento antes y por qué los jugadores están lesionados, por qué perdieron partidos después de un cierto tipo de entrenamiento. Para mí el dato, la base de datos, es el petróleo del fútbol. Y serían tontos los clubes si no tienen acceso a eso: deberían tener a alguien que se encargue de los datos. Lo más importante es tener control porque ese es el oro que tienen los jugadores, lo que va a poder dejar un análisis claro y transparente para mejorarlos.
–¿Le dirías a un jugador que se quiere ir de un club que pida los datos de su GPS?
-Hoy en día legalmente y técnicamente debería poder hacerlo. Es como irte de una empresa: vos podrías pedir los datos personales que tenían sobre ti. Los pueden guardar por una cuestión legal, pero en principio no hay razones para que el jugador no pueda llevárselos. Incluso podría pedir que borren datos personales. Si no hay valores anónimos, puede pedir que borren su historia médica del club. El jugador puede pedir eso el día de hoy. Si lo hace o no… es otra cosa. Si el jugador se quiere ir del club A al B, es normal y correcto que le pida sus datos para llevárselos. Pero entrando en el discurso de compartimiento de datos… si el club A no lo hace, el B va a hacer lo mismo. Este pensamiento está cambiando.
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