Chelsea y Manchester City, dos clubes que llevan en su sangre diferentes modelos de negocios, reconocibles a la distancia, definen este sábado la Champions League 2020/21 en el Estadio Do Dragao de Oporto. Se baja el telón del fútbol de clubes en Europa todavía contaminado por una pandemia que tiene 15 meses de vida y que produjo más de 9.000 millones de euros de pérdidas contabilizadas por UEFA. Los dos equipos ingleses son sobrevivientes de una temporada en la que 711 clubes europeos de ligas de primera división tuvieron que atravesar dificultades económicas, cada uno en su medida.
El fútbol europeo venía creciendo a un ritmo del 8.2% anual, hasta que el Covid-19 modificó cualquier plan y alteró a todas las industrias de entretenimiento. Las ligas interrumpidas tuvieron un total de 210 millones de espectadores menos en estadios y el mercado de transferencias de verano en 2020 cayó un 39% con respecto a 2019. Un desastre por donde se lo mire.
Sobre esa montaña de pérdidas construyó su “discurso de odio” el grupo de 12 clubes que pretendió generar un nuevo orden con la Superliga. Chelsea y Manchester City ahora miran distraídos como si el asunto jamás hubiera tenido algo que ver con ellos. Fueron miembros fundadores de la revuelta y escaparon de la escena sin dejar huellas. Se define la Champions League, el activo más atractivo y aspiracional que tiene el fútbol, con esa sensación de ser un Mundial que se juega todas las semanas. Dos clubes ingleses, dos modelos que apelan a diferentes estímulos.
City Football Group (CFG) lleva adelante casi sin sobresaltos su estrategia de franquicias repartidas por el mundo, con su centralidad basada en Manchester City como gran faro. Bolivar fue su última incorporación como club de fútbol asociado en una nueva categoría de alianzas. “En cada huso horario puede haber un club del CFG que juega un partido ese día”, dijo Ferran Soriano, CEO del CFG, cuando presentó el modelo del grupo en una conferencia en Buenos Aires. Fue en 2018. Y agregaba: “El City está viviendo un crecimiento espectacular en los últimos años y tenemos más hinchas cada día, en China, en Estados Unidos, en Australia. ¿Por qué? Porque la gente ve y reconoce que el equipo juega muy bien al fútbol. Nuestras posibilidades comerciales de crecer como club están totalmente ligadas a jugar bien”.
Manchester City y todas sus constelaciones familiares conforman una factoría de entretenimiento que, cuando se trata del juego, está convencida de que un fútbol atractivo es la herramienta más poderosa para conquistar fans. Es una organización orientada a abrazar toda idea de innovación y tecnología para plantar su bandera celeste en cualquier sector que tenga aroma a futuro. Ser el primer club de fútbol en todo lo que se pueda.
Los primeros en ubicar una cámara 360 grados en el túnel para que los hinchas se sumerjan en el backstage. Los primeros en sacar un canal infantil en YouTube. Los primeros en hacer un hackathon sobre datos del juego con Opta y Chyron Hegon. Los primeros en conectar con sus fans con un bot en Facebook Messenger. Los primeros en hacer una docuserie de un club de fútbol con Amazon Prime Video. Los primeros en matchear con Tinder. Los primeros en usar la tecnologia de video volumétrico de Intel para la repetición inmersiva de jugadas (en este caso junto a Liverpool y Arsenal). Los primeros en contratar astrofísicos para analizar métricas del equipo. Los primeros en sacar NFT´s en el fútbol inglés. Es un club receptivo a las nuevas tendencias como parte de su personalidad: en 2016 fue elegido como el club de fútbol más innovador entre 25 organizaciones deportivas globales detectadas por Sporttechie.
Cinco años más tarde, CFG hace negocios con Oak Wiew Group, un fondo de inversión de California para construir una arena indoor dedicada a la música y el entretenimiento que se llamará Co-op Live, un tipo de estadio que contará con seis “hermanos” más en Estados Unidos dotados de la mayor tecnología disponible. El proyecto cuesta 495 millones de dólares y estará al lado del Etihad Stadium. Está previsto para diciembre 2023. Manchester City quiere ser el primer club de fútbol de Inglaterra que gestiona activos en el mundo de la industria musical y otras expresiones artísticas. Manchester City se parece más a una franquicia de NBA que al Chelsea.
Todo en Manchester City parece ser amable y natural. La despedida de Sergio Agüero luego de diez años de permanencia en el club (De Bruyne ya lo sabe: ninguna estrella se queda en Manchester City más de 10 años, porque nadie, jamás, debe verse en decadencia cuando salta al campo), fue una masterclass sobre cómo una organización y un futbolista de elite separan sus caminos pero no sus recuerdos.
Chelsea tiene un modelo más lineal, rústico y depredador diseñado desde 2003 por Roman Abramovich: comprar jugadores para ganar títulos. Revolucionar en forma masiva y bulímica los mercados de pases para consumar el objetivo. A 11 mil kilómetros de distancia se ve claramente que Chelsea tiene todo lo que define al perfil de un club comprador: la última ronda de transferencias ubica al Chelsea con pérdidas por 188,40 millones de euros. El 80 por ciento de sus jugadores son extranjeros sobre una plantilla de 25 futbolistas: en Premier League, según datos de Transfermarkt , el 61,7 por ciento son extranjeros. El promedio de edad del futbolista en Chelsea es de 27,1 años.
Algunas de las nuevas regulaciones implementadas por FIFA, puestas en pausa por la pandemia, fueron pensadas para atender casos como el Chelsea y su poder de compra: suele “secar” el mercado para que sus rivales no se abastezcan y envía el sobrante de su stock a clubes satélites de Europa en calidad de préstamos. El propio Chelsea ofrece ahora mismo un detalle oficial de todos los jugadores que tiene cedidos y que son seguidos por un equipo técnico especial para monitorear su desempeño: 33 futbolistas en total.
Esa voracidad para adquirir recursos humanos se traslada a la contratación de técnicos. Desde que Roman Abramovich se ocupa de esos menesteres y controla todo desde su palco en Stamford Bridge, Chelsea tuvo 15 entrenadores en 18 años, con dos períodos a cargo de José Mourinho. La última seducción fue para Thomas Tuchel, de gran campaña, estilo de juego chic con Paris Saint Germain y despedido en diciembre, cuando las malas noticias duelen más. Según cuenta el diario alemán Bild, Abramovich utilizó los modales de siempre para capturar a Tuchel y no anduvo con vueltas desde la primera reunión: “No nos importa dónde tuviste antes problemas con los jefes del club o dónde hubo complicaciones. Aquí en el Chelsea, solo hay una cosa que es importante: estás aquí para ganar títulos(…) Los entrenadores del Chelsea están para ganar títulos; cómo lo hacés es totalmente irrelevante para nosotros”. Para Abramovich, el “se juega como se vive”, puede ser tan cambiante como el clima en Londres.
¿Ansiosos por la espera hasta la final? Les dejamos este fabuloso dataviz interactivo hecho por Sportico con la valuación de todos los clubes de la Premier League: Manchester City tercero con una valoración de 4 mil millones de dólares y Chelsea cuarto con 3.350 millones. Pep Guardiola y Thomas Tuchel acomodarán las piezas de un tablero donde se juega un solo partido, pero con diferentes modos de gestionar un negocio. Ganar la final es el objetivo que comparten. Y que el fútbol sea un medio para otros fines, también.
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