
El fútbol con el 34 por ciento. El fútbol americano con el 20 por ciento. El básquetbol europeo y de la NBA con el 10 por ciento. Los Juegos Olímpicos con el 7 por ciento. A partir de ahí, la torta de inversiones en derechos audiovisuales del deporte global se divide en una gran cantidad de tajadas que demuestran la centralidad de ciertos deportes a la hora de generar ingresos por sus transmisiones.
El reparto global de los ingresos televisivos demuestra que deportes de alcance planetario y con muchos fanáticos no cuentan con altos beneficios a la hora de pactar con las televisoras y las compañías de streaming: el tenis tiene un 3 por ciento de la torta y el golf apenas el 1 por ciento. Cabe aclarar que los porcentajes son anuales y que estos contratos suelen ser hechos a largo y mediano plazo.

Los datos son de Ampere Analysis, y aunque no abarcan la totalidad de los mercados, son muy representativos de lo que sucede con los «TV rights» en varios países del mundo y sobre una gama de deportes que agrupan a enormes comunidades de fanáticos. El reporte relevó más de 3.000 acuerdos de derechos audiovisuales en 16 mercados, tomando en cuenta la inversión por esos contratos, duración, perfil del comprador y valor de mercado de cada uno de esos acuerdos. Las métricas surgen del análisis hecho sobre 60 propiedades deportivas.
Los 16 mercados analizados son: Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Dinamarca, Finlandia, Francia, India, Italia, Japón, Noruega, Países Bajos, Polonia, Sudáfrica, Suecia y Reino Unido. Ya con una mirada puesta en el 2022, otros datos de Ampere señalan que el 22 por ciento de las inversiones hechas en la compra de derechos audiovisuales en Europa corresponde a plataformas de streaming. En 2021 esa inversión alcanzó el 12 por ciento.
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