
La organización global del tenis solo la entienden aquellos que forman parte de ese mundo. Los jugadores, la prensa especializada, los patrocinadores interesados en ese deporte, algunos ejecutivos de medios y una porción de fanáticos bien informados.
El negocio del tenis visto desde un drone nos mostraría un movimiento semejante al cruce de peatones de Shibuya, en Tokio, donde millones de personas atraviesan la calle en diferentes direcciones sin interferir unas con otras. Trasladada la idea a la faceta comercial del tenis, lo que se observa es la existencia de estructuras como la ATP, WTA, ITF, los cuatro torneos de Grand Slam, una Copa Davis en manos de un grupo privado (Kosmos) y desde allí todos los desprendimientos que surgen de intereses cruzados entre campeonatos grandes y chicos, campeonatos promocionales, dueños de torneos y jugadores.
Antes de existir la burbuja como concepto en el deporte, el tenis ya ofrecía sus propias burbujas: un mismo deporte, pero con gobiernos, decisiones y estrategias comerciales diferentes. Quienes forman parte de su movimiento se acostumbraron a esos desplazamientos internos. Pero entender desde afuera el funcionamiento de sus laberintos, es pedirle demasiado a un patrocinador y ni que hablar de los fanáticos. Especialmente cuando los “casual fans” se vinculan con los acontecimientos deportivos sin precisar acumular tanta información para disfrutar de un evento deportivo.
Andrea Gaudenzi, ex tenista y dedicado a la creación de startups en la industria de la música, observó ese panorama cuando se sentó en la oficina como presidente de la ATP en enero de 2020. Entendió que el tenis debía ir hacia otro tipo de organización con todas las partes involucradas. El resultado es Tennis-T7 un grupo de trabajo que cobija a todas las estructuras del tenis para darle otro sentido a la gobernanza y gestión comercial del deporte. Siete son las partes en las que el tenis está fragmentado.

Tennis-T7 se conformó luego del Abierto de Australia. Reúne a la ATP, WTA, la ITF y los cuatro Grand Slam: Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open. “Nos comprometimos a comenzar después del Abierto de Australia para trabajar juntos en nuestro proyecto con la ayuda de un consultor de marzo. Gobernanza, reglas de calendario, sinergias en medios comerciales, derechos de datos, patrocinio, todo está sobre la mesa ”, comentó Gaudenzi en una entrevista con la agencia Reuters hecha en Bombay, India.
“Nos comprometimos a comenzar después del Abierto de Australia para trabajar juntos en nuestro proyecto con la ayuda de un consultor de marzo. Gobernanza, reglas de calendario, sinergias en medios comerciales, derechos de datos, patrocinio, todo está sobre la mesa ”
Andrea Gaudenzi
Al momento de motorizar la idea de ir hacia un gobierno central y casi único del tenis mundial, la ATP había trazado un diagnóstico severo sobre como el tenis es un deporte de alcance global, pero con un potencial subejecutado. En un informe dado a conocer por ATP Media se llegaba a las siguientes conclusiones:
- El tenis es el cuarto deporte con más cantidad de fanáticos en el mundo: supera los 1.000 millones de espectadores y se ubica detrás del fútbol, el básquet y el cricket.
- 700 millones de dólares es lo que le ingresa globalmente por derechos de transmisión.
- La “torta” de ingresos globales por derechos de transmisión en deportes alcanza casi los 50.000 millones de dólares, por lo que el tenis tiene una participación del 1.3 por ciento de esos ingresos.
- El tenis recibe en promedio 0.50 centavos de dólares por espectador, mientras que el golf ingresa 3 dólares, seis veces más.
La idea principal a la que arriba la ATP al describir este panorama basado en datos es que los deportes que más ingresos reciben por derechos de transmisión son los que tienen una venta centralizada de derechos. En el tenis cada organización vende lo suyo por su cuenta.

«Todos hablamos con los mismos broadcasters, pero la ATP va para un lado, la WTA por otro, luego viene la ITF y finalmente los cuatro Grand Slam. Eso perjudica el negocio. Ya hemos iniciado conversaciones con ellos», comentaba Gaudenzi en octubre pasado en una entrevista con Sportspro. Desde su mirada de ex jugador y actual hombre de negocios, el CEO de la ATP hizo una comparación sobre el tenis como producto:
«El tenis en los años 90 ofrecía un mal producto: lo único posible era la TV lineal y el público no sabía cuándo empezaba un partido, cuándo terminaba y quiénes iban a jugar. Las tecnologías ahora permiten tener múltiples partidos y que cada uno elija qué ver». En su estrategia, la ATP preparó dos cambios vitales sobre cómo el tenis vino manejando su negocio hasta ahora: centralizar la venta de los derechos deportivos de todos sus torneos en ATP Media y establecer una fórmula de reparto de ingresos 50/50 entre los jugadores y los promotores de torneos, con un incremento ya pautado de 2.5 por ciento por año.
«El tenis en los años 90 ofrecía un mal producto: lo único posible era la TV lineal y el público no sabía cuándo empezaba un partido, cuándo terminaba y quiénes iban a jugar»
Andrea Gaudenzi, CEO Asociación Tenistas Profesionales (ATP)
La búsqueda de un camino común para todas las partes del tenis se produjo en tiempo de Covid-19. La pandemia los hizo mejores: consiguieron recaudar 6 millones de dólares en mayo para asistencia hacia los tenistas de menores recursos y que más sufrían los efectos de la cancelación de los torneos profesionales. En 12 meses, en el tour masculino, se repartieron 16 millones de dólares en pagos de ayuda a 650 tenistas.
«Estamos en la industria del entretenimiento. Competimos hoy con Netflix, que gasta 20.000 millones de dólares al año en contenido. Música, entretenimiento,videojuegos, todo es accesible rápido y rápido. A mis hijos les encanta jugar todos los días. Lo reduje a tres horas a la semana, pero ellos lo harían 10 horas a la semana si pudieran”, dice Gaudenzi en la charla en Bombay.

La ATP descubrió en sus investigaciones que el 55 por ciento del consumo de contenidos audiovisuales del tenis es en vivo y que el 45 por ciento se produce on demand. Y que el espectador televisivo promedio ronda los 45 años. Es por eso que la estrategia digital del tenis masculino ahora se basa en poner al fanático en el centro de la escena. Según Gaudenzi, el tenis como deporte ponía al tenista en el centro, lo cual entiende que es un error.
«En cinco o diez años tendremos que hablar con un público nuevo, un consumidor totalmente digital. Ese es un ´animal diferente´, al que tendremos que acercarnos de otro modo», apunta Gaudenzi.
El llamado Tennis-T7 comenzará a trabajar a finales de marzo de modo sostenido con dos encuentros mensuales, examinando áreas como un calendario unificado, ofertas comerciales compartidas, patrocinios y ofertas de televisión. Organizar el caos que solo comprenden los entendidos, pegar los siete fragmentos de sus estructuras, parece ser el camino adecuado para mejorar un producto masivo, clásico, pero necesitado de un revulsivo para adaptarse a los nuevos tiempos del consumo de experiencias.
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