Acá van algunos pensamientos sobre el caso Djokovic. Ideas que están tan desordenadas como el desorden propio de un “gate” multidimensional, con su cronología alterada y que terminó siendo un asunto deportivo mezclado con temas sanitarios, diplomáticos, regulatorios y si queremos filosóficos. Acá no van a encontrar una “verdad”. Son reflexiones sobre los escombros de un escándalo.
.Djokovic fue insumo de cada agenda personal. Hubo una mirada del caso Djokovic en línea con la postura de cada quien con respecto a las restricciones por la pandemia, el papel de los gobiernos, las normas migratorias, el sentido de la libertad, la salud pública y por supuesto, las vacunas. Eso es lo que sucede en la conversación pública que se da en las redes sociales. Djokovic fue un insumo para reafirmar creencias propias, rechazar evidencias cuando no suman a esa postura y dejar en la oscuridad todo aquello que no me convenga para el debate. Más trampa al solitario, imposible. Pero así funciona el conversatorio asincrónico donde lo que interesa es ganar y no llegar a una conclusión. Twitter rules. Y RT orgulloso para el que piensa como yo y con corazoncito para el que me felicita.
*Discutir el asunto Djokovic sin conocer cómo funciona el tenis profesional es entrarle al tema con varias piezas del rompecabezas perdidas. Hacerlo solamente desde la mirada del tenis, también. Pero son menos las piezas que faltas. Antes que ser un “refugiado VIP”, sin visa para Australia presuntamente por tener una postura con respecto a las vacunas Djokovic es el número uno del tenis, un deporte que eligió generar un entorno sanitario imperfecto, siempre mejorable, con el uso de las vacunas. Y lo hace para todos los que forman parte de él: jugadores, espectadores, staff organizativo, patrocinadores, periodistas.
*Un antivacunas que apoya a Djokovic no puede entrar a Melbourne Park por no estar vacunado. ¿Es justo? ¿Es injusto? Es una medida sanitaria que iguala y que es acatada por la mayoría. Gritar “fascismo” por eso y querer revolucionar las reglas por algún caso excepcional, revela un profundo desconocimiento de lo complicado que es hacer funcionar un evento deportivo de la escala del Australian Open.
*El deporte profesional en todo el planeta se reconstruyó con las vacunas. NBA, NFL, FIFA, ATP, son algunas de las organizaciones que abrazaron esa medida sanitaria universal. Todas perdieron millones de dólares y no les gusta nada perder dinero y procuran hacerlo imposible para no tener que hacerlo. Djokovic decidió no someterse a un modo posible de desarrollar el espectáculo deportivo bajo pandemia, en alianza con las vacunas, y mantiene una postura personal como si las vacunas no fueran un dato de la realidad. Su decisión chocó de frente con la estructura del tenis profesional. Y Djokovic es tenista. El mejor del momento y tal vez de todos los tiempos si logra recomponerse de este tropiezo.
*La carta en la mesa sobre la venganza hacia Djokovic por la creación de un sindicato de jugadores es producto de la ignorancia. La ATP no ve con buenos ojos a esa organización, pero el Abierto de Australia nada tiene que ver con la ATP. Atar esos cabos para armar la historia es organizar un relato en función de las fantasías para que cierre el círculo. “Es serbio” es el otro argumento. Si Djokovic fuera australiano y el Open se jugara en Serbia, las medidas de ingreso y las restricciones serían las mismas.
*Deben recordar la fotografía que ilustra este texto: Novak Djokovic como referencia absoluta del deportista de élite que convive con los más anónimos en la Villa Olímpica de Tokio 2020 en 2021. Djokovic fue uno de los 11 mil atletas que tuvo que someterse a controles rigurosos, hisopados constantes y aislamiento previo y post llegada a Tokio para estar en esos Juegos tan problemáticos. Djokovic se sometió a todos los protocolos para intentar ganar una medalla que no pudo conseguir. Japón pedía mucho más que Australia, aún en tiempos de vacuna, para poder ingresar. Djokovic no tuvo reparos. Djokovic llegó a Melbourne con cierta desatención con respecto a la información necesaria para ingresar.
*El error principal es reducir el caso Djokovic a un monotema. Porque no lo fue y su gran pecado fue no serlo. Quedarse solamente con el argumento por el que finalmente el gobierno australiano decidió deportarlo es de un reduccionismo colosal. La instancia del “juicio final” corresponde con la escalada del tema con múltiples desviaciones y las disculpas públicas de Djokovic por haber entregado información imprecisa. Pura confusión sobre su presencia pública en eventos en Serbia mientras según su propia declaración estaba contagiado de Covid-19 y no informó sobre un paso previo por España.
*Djokovic extravía el sentido de todo cuando se sube, o lo suben, o lo presionan con declaraciones altisonantes para que se suba, a una ola global antivacunas cuando el sentido de pisar Australia era ganar el Open por décima vez. Djokovic viaja a Australia para jugar al tenis. En el camino, sus abogados, su familia y sus declaraciones en redes sociales, le cruzan otras agendas que lo corren totalmente de su eje central.
*La exención original otorgada a Djokovic le permitía jugar el Open de Australia sin vacunarse. Esto es clave. La exención era para no tener que atravesar el confinamiento por no haberse vacunado. El permiso firmado y sellado por un panel médico independiente era sobre eso. Quienes analizan la situación a partir del capítulo Djokovic vs. el agente de migraciones a su llegada a Melbourne, se saltean una parte enorme de la historia. Djokovic podía jugar Australia sin vacunarse, pero para eso debía hacer cuarentena obligatoria. Ya nadie hace cuarentenas en el tenis porque existe la vacuna y los tenistas profesionales llevan dos años de estar agotados por las cuarentenas. Prefieren vacunarse. 97 tenistas del top 100 lo hicieron para estar en Austrlia.
*Djokovic, en todos los sentidos, todavía habita un mundo donde las vacunas no existen. Esa visión contrasta con todas las organizaciones del deporte profesional que adoptaron el camino de las vacunas para seguir adelante con su funcionamiento. Su 2022 en el tenis se verá complicado si no revisa sus procedimientos.
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